Manual de inmersión 2.0 para profesionales de la salud

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Un nuevo formato de visita clínica: visitas médicas compartidas (SMA)

El modelo de atención centrada en el paciente sugiere la necesidad de redefinir algunos modelos de atención y buscar otros que den respuesta al mismo tiempo a las necesidades de los pacientes y de los profesionales. Un ejemplo de atención innovadora es el que afecta a la consulta médica tradicional, que se muestra insuficiente para el abordaje de determinadas enfermedades con un componente psicosocial destacado. 



Las citas médicas compartidas (SMA por sus siglas en inglés) se están utilizando con éxito desde hace más de una década en la Clínica Cleveland, en Kaiser Permanente y en algunos centros australianos. Fueron propuestas por primera vez por Noffsinger en Estados Unidos, a mediados de la década de 1990, como herramienta complementaria, pero no como alternativa, a las visitas individuales. Las citas médicas compartidas tienen el potencial de reforzar la interacción entre pacientes y profesionales evidenciando mayor accesibilidad, menor frecuentación y mejores resultados referidos por los pacientes, además de aumentar su satisfacción y capacidad para el autocuidado. Se realizan en sesiones de entre 60 y 90 minutos de duración en las que participan entre 8 y 14 pacientes junto a varios profesionales sanitarios. Previamente, y de acuerdo con las consideraciones éticas y legales, se solicita a los pacientes la firma del consentimiento informado para participar en la sesión. Pacientes, familiares y profesionales interactúan en un entorno que facilita el planteamiento de dudas, además de compartir inquietudes y experiencias, lo que favorece el aprendizaje de los participantes. Esta innovadora forma de atención conlleva un cambio en la dinámica de poder, ya que son los pacientes quienes marcan el ritmo de la sesión en función de sus necesidades y no de las prioridades de los profesionales. En este entorno grupal, todos (pacientes, familiares y profesionales) escuchan, interactúan y aprenden intercambiando más información que en una visita individual.

En el Hospital Vall d’Hebron se ha realizado alguna experiencia con pacientes diagnosticados de cáncer de próstata acompañados de familiares y junto a profesionales del equipo multidisciplinar (urólogos, radiooncólogo, enfermeras, trabajadoras sociales). En estas sesiones los pacientes tuvieron mayor y mejor interacción con los profesionales, pudiendo preguntar e intercambiar impresiones, consejos y experiencias. Al finalizar la sesión se evidenció que las visitas grupales son eficaces no solo para los pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes, sino también para pacientes con afecciones urológicas como cáncer de próstata, disfunción eréctil o hiperplasia benigna de próstata, a pesar de la naturaleza sensible de los temas tratados. La experiencia fue valorada satisfactoriamente por pacientes, familiares y profesionales por lo que se ha decidido ampliar este tipo de sesiones a pacientes con otras patologías a las que sea aplicable. 


Estas visitas presentan varias ventajas tanto para los pacientes como para los profesionales. Así, Egger et al. afirman que los pacientes mejoran su accesibilidad, la atención se presta en un ambiente más relajado, sienten que existe apoyo mutuo y retroalimentación entre ellos, reciben una atención plenamente multidisciplinar, obtienen respuestas a preguntas útiles que quizá no hubieran formulado en una visita tradicional, mejoran la educación para el autocuidado y obtienen respuestas a sus necesidades psicosociales.

Para los profesionales, por su parte, ofrecen una gestión más eficiente del tiempo, mejor gestión de las listas de espera, reducen la repetición de información y consejos y tienen oportunidad de conocer mejor a los pacientes en un entorno interactivo.

Pero las ventajas también son para el sistema sanitario. Las revisiones sistemáticas de Edelman y Quiñones enumeran los beneficios para pacientes con enfermedades crónicas: reducen las visitas urgentes, las hospitalizaciones, mejoran el control metabólico en enfermedades como la diabetes, reducen las visitas a la atención especializada y hay un mejor conocimiento sobre la enfermedad y comportamientos saludables.

Una sanidad basada en el valor, que tiene en cuenta los beneficios para el paciente, para los profesionales, para el sistema y para la sociedad, requiere un cambio de enfoque de la atención, con modelos innovadores que mejoren la experiencia de los pacientes. Las citas médicas compartidas son un ejemplo de innovación en la atención sanitaria, que además de muchas otras ventajas, tienen el potencial de reforzar la relación entre pacientes y profesionales.


Esta entrada ha sido publicada originalmente en el blog Avances en gestión clínica el 19 de septiembre de 2018

martes, 11 de junio de 2019

Los pacientes, nuevos protagonistas en la investigación médica

El paciente comprometido con el cuidado de su salud es un elemento esencial para la revolución del sistema sanitario actual, tanto en términos de salud, como en resultados económicos. Pacientes que participan en blogs, comentando publicaciones científicas o proponiendo nuevas líneas de investigación, es algo aún incipiente pero que apunta a un desarrollo de gran valor añadido a la investigación en universidades y empresas.

Es imprevisible aun lo que va a representar esta revolución sanitaria orientada a situar a las personas en el centro del sistema. Se vislumbran algunas implicaciones profundas, como pacientes participando en el diseño de líneas de investigación, o en la aprobación de su financiación o bien formando parte de los comités de las revistas científicas. En esta línea, BMJ inició un acercamiento a los puntos de vista de los pacientes hace quince años, si bien ahora desea intensificar esa estrategia en un ámbito de coproducción con un trabajo que se inició a principios de año con un panel de ciudadanos y que se ha formalizado en el editorial de 10 de junio.

El objetivo de esta iniciativa es aumentar la participación del paciente en las publicaciones médicas, algo muy especial para una publicación tan tradicional como BMJ. Una estrategia que está en línea con otras actuaciones de la revista como son las estrategias puestas en marcha para evitar el  sobretratamiento o el sobrediagnóstico, para fomentar la transparencia o el apoyo a la medicina mínimamente disruptiva.

La propuesta de mayor colaboración de los pacientes (coproducción) en la investigación se aborda tanto desde los mismos pacientes como desde los investigadores.

1. Con los pacientes, buscando su colaboración en cuestiones como:
  • Importancia de las cuestiones abordadas en los estudios
  • Relevancia de los temas tratados tanto para sí mismos como para sus cuidadores
  • Preguntas o temas relevantes para ser tratados
  • Experiencias que pueden aportar para nuevos tratamientos
  • Sugerencias para que autores, médicos y otros pacientes lo tengan más fácil
2. Con los autores, preguntándoles sobre la participación de los pacientes en sus artículos, en ámbitos cómo: 
  • La pregunta de investigación
  • Los resultados
  • El diseño y ejecución del estudio
  • Las estrategias para difundir los resultados del  estudio a los participantes

Además, la revista está enviando trabajos de investigación a los pacientes, incorporándoles como un elemento más de sus procesos de revisión por pares. De esta forma, la investigación tomará un sentido diferente ya que se considerará a los pacientes no solo beneficiarios potenciales de la investigación, sino también como elementos esenciales de ésta. Más adelante, posiblemente los autores contaran con la ayuda de los pacientes en la elaboración de los artículos y quedará constancia de su participación como colaboradores o coautores.

La revista es consciente de que avanza en un proyecto que será criticado o cuestionado, que tendrá múltiples dificultades, pero con el que sin duda se aprenderá de la experiencia. En eso de la participación de los pacientes se está yendo más allá, no sólo en la atención sanitaria y de su  contribución a los costes, sino también en conferencias técnicas o en publicaciones médicas de prestigio mundial, lo cual, estoy segura, aportará un valor añadido a la investigación. Me gustaría creer también que estamos asistiendo al inicio del fin del “despotismo ilustrado” en materia de investigación médica y de que el paciente, como el cine, ha dejado de ser mudo y estamos por fin escuchando su voz.



Esta entrada ha sido publicada originalmente en el blog Avances en Gestión Clínica el 9 de julio de 2014

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