Joaquín Mir. Jardín |
El trabajo diario
que realiza el profesional de enfermería evidencia que la mayor parte de la
atención continuada a los pacientes hospitalizados la realiza la enfermera, por
lo cual es razonable suponer que el proceso de atención de enfermería en un
hospital es determinante a la hora de
valorar los efectos adversos en los pacientes.
En la seguridad del
paciente intervienen múltiples factores, que hacen que sea difícil establecer
correlaciones significativas, pero hay estudios que han permitido establecer
indicadores de calidad en la atención de enfermería. En esta línea, es pionero
el estudio de Aiken, Smith y Lake (1994)
que evidencia que las tasas de
mortalidad en hospitales de Pensylvania eran un 4,6% más baja como resultado de
factores ambientales en los que trabajaba el profesional de enfermería. Es un estudio
de gran relevancia, pues hasta ese momento no se había tenido en cuenta la
organización de los profesionales de enfermería en relación a las tasas de
mortalidad de pacientes en los hospitales.
Otros estudios han
demostrando que la ratio enfermeros/pacientes es fundamental. Por
ejemplo Needleman en la revista NEJM
demuestra una fuerte relación entre enfermeros en atención directa al paciente e impacto de
resultados clínicos en los pacientes. Hospitales con un mayor número de
enfermeros presentaban una reducción de mortalidad entre 3-12%.
Los datos de estos
y otros estudios, nos llevan a pensar en los hospitales magnéticos, concepto relativamente
reciente en la Enfermería española, pero con una larga trayectoria de
investigación en EEUU. A modo de resumen, podríamos decir que estos hospitales
tienen una reputación reconocida por contar con unos buenos cuidados de
enfermería, y esto lo consiguen, entre otras cosas, manteniendo un entorno
propicio y estimulante para la profesión enfermera.
Otra cuestión a
debatir, pero que no comentaré hoy, es la creciente insatisfacción laboral de
esta profesión que produce un alto índice de abandono profesional y las posibles
soluciones que han desarrollado otros países, compatibles con la excelencia y
la calidad de los servicios sanitarios.
Las fuerzas del magnetismo
- Líderes estratégicos, visionarios y que asumen riesgos.
- Estructura organizativa horizontal, con representación de la Enfermería a todos los niveles.
- Estilo de gestión participativa.
- Política de personal flexible, con posibilidades de desarrollo profesional.
- Los profesionales de enfermería perciben que ofrecen calidad en los cuidados.
- Programa de mejora continua de la calidad.
- Posibilidad de consultar con enfermeras expertas (“nuevos roles”).
- Autonomía y juicio independiente en el contexto de trabajo en equipo.
- Continuidad de los cuidados relacionándose con otras organizaciones de salud.
- Enfermeras docentes. Mentorado para estudiantes y programa de educación al paciente.
- La función de la enfermera es considerada como esencial y tiene influencia en el sistema.
- Trabajo en equipo con estrecha colaboración médico-enfermera.
- Desarrollo profesional con programas de formación y desarrollo de la carrera profesional.
Los detractores de
las acreditaciones de calidad (ISO, EFQM, o el mismo Magnet Hospital) pueden argumentar
que obtener esta acreditación no garantiza una acción profesional de calidad,
orientada al paciente, con resultados conocidos y en mejora permanente, pero es
imprescindible disponer de herramientas que midan la calidad de los cuidados
para poner de manifiesto la importancia que tiene contar con los elementos
necesarios que generen ambientes y entornos seguros y saludables de trabajo.
A modo de conclusión diría
que la acreditación
como hospital magnético es un premio a la excelencia en enfermería y refleja, en gran
medida,
la excelencia de
todo el personal de un hospital, estrategia que puede
mejorar la calidad de la atención y seguridad del paciente.